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miércoles, 28 de abril de 2010

Boletín veterinario del 15 de Enero de 1846 (nº 21)

¿Es útil o perjudicial el herrar a los animales?

Muchas son las opiniones vertidas tanto por los profesores de veterinaria cuanto por las personas instruidas y aficionadas á caballos al ventilar la cuestión de si la aplicación de la herradura al casco acarrea ventajas ó perjuicios. El entrar en algunos pormenores sobre este asunto, nos parece no disgustará á nuestros lectores, además de considerarlo como una obligación nuestra, pues hemos prometido verificarlo con cuantos puntos oscuros ó cuestionables existan en la ciencia.

Nosotros consideramos la herradura como necesaria, pero solo para prevenir o reparar los malos efectos de la misma herradura; se la puede considerar como la lanza de Achiles que curaba las heridas que hacia. Mientras se hierren los animales (y este sistema que existe mas de mil años ha sin señal de desaparecer) es necesario estimular, ensalzar y honrar a los buenos herradores, pues son profesores hábiles e instruidos que han sustituido con ventaja a los artistas mecánicos, bárbaros e ignorantes , por cuyo motivo el arte científico de herrar forma con justísima "razón una parte de la terapéutica y por lo tanto de los estudios veterinarios que se enseñan en todos los colegios de esta ciencia.

Es demasiado absoluto el decir que los animales sin herraduras no podrían caminar mas que por terrenos blandos y suaves, y que ha habido necesidad de recurrir a la practica conservadora del casco, desconocida de los antiguos, porque ignoraban el uso de los empedrados. Puede contestarse a esto, el que las piedras movedizas fatigan y gastan mas los remos que los morrillos o pedernales en forma de empedrado, y que los caballos, mulas y asnos han caminado en todos tiempos por caminos pedregosos. A esto puede añadirse aun que, en el estado de naturaleza , dichos animales corren por las esquebrajadas laderas de las montañas , trepando con rapidez por las rocas mas escarpadas, y mientras los rumiantes andan errantes por as llanuras fértiles, los solípedos libres prefieren los parajes pedregosos y los basaltos vomitados por los volcanes.

Por otra parte, los empedrados que se dice han hecho necesario el uso de la herradura, ¿son acaso de invención moderna? La historia nos demuestra, que los romanos empedraban los caminos con bastantes capas de piedras graníticas aplanadas y cuadradas, colocadas simétricamente.

Remontándonos a una antigüedad mas remota, preguntaríamos, si es dable señalar la época en que se trazaron y construyeron los caminos empedrados de Sicilia y los del Asia que manifiesta e indica Peutinger. Y para acercarnos mas a las primeras edades del mundo, preguntaremos sino estaba empedrado el camino real de que hace mención el antiguo Testamento. Non declinavimus in agros et vineas, regia vía grandisemnr doñee transeamus términos suos (No torceremos hacia los campos y marcharemos por el camino real hasta que hayamos pasado sus términos).

Habrá quien pueda creer que los pueblos que construyeron monumentos que desafían a los siglos, consintieran el que las ruedas de sus carros se detuvieran y atascaran en un camino fangoso, sin procurar afirmar el lodazal echando piedras? Es dalle ni aun sospechar el que estuvieran sin empedrar las calles de Menfis, las de Tarsis, las de Tobas con cien puertas, que se construyeron sobre la tierra movediza y fangosa del antiguo Egipto?

Retrocediendo a épocas mas cercanas, la historia nos comprueba, que las autoridades antigua mandaban empedrar las calles, y aun en las ruinas de las poblaciones de aquel tiempo se encuentra empedrados y a veces incluso debajo de los mosaicos romanos.

En su consecuencia, el uso del empedrado no ha sido el que ha hecho necesario el recurso de la herradura, pues casualmente la práctica de herrar los caballos se estableció cuando dejaron de afirmarse los caminos y las calles por el intermedio de las piedras. Esta época fue la de la caída del imperio romano, los pueblos se precipitaron unos contra otros, y los caminos de comunicación que unían las poblaciones y las tribus llegaron a desaparecer por causas que es inútil mencionar.

No falta quien diga que los caballos de los antiguos llevaban un jinete con la mayor rapidez, o hacían casi volar un carrillo ligero, que no estaban enganchados como los nuestros a carruajes tan pesados cual son los coches y otros. Sin embargo, y en el lenguaje de la verdad, es preciso recordar que no eran fardos pequeños, ni ligeros los convoyes de sitio que arrastraban los caballos de los romanos. Por otra parte si la herradura no ha sido inventada mas que para conservar el casco de los caballos y mulas que arrastran sobre piedras enormes pesos, a que aplicarla a los caballos de silla y a los que solo hacen un tiro ligero y rápido? Suponiendo el que estuviera comprobado el que la herradura era indispensable a algunos animales en razón del género de trabajo a que se les destina, no debía deducirse que lo era para todos los de la misma especie. Los antiguos no aplicaban a todos los cascos sus soleae spartae, sus soleae ferrae, sus hipopodos, sino que únicamente los ponían a los cascos débiles, fatigados o enfermos.

La herradura no debía ser mas que un medio quirúrgico, la aplicación de una especie de vendaje metálico sin sujetarla con clavos.

Conocemos se nos argüirá diciendo: si la herradura es tan funesta, como es que se pune con tanta generalidad? No es dable negar los hechos , es cierto que se hierran casi la totalidad de los caballos mulas y asnos que existen en España, Francia, Inglaterra y otras naciones, pero no sucede lo mismo en el resto del universo.

Marcos Tablo, dice Maltebrun, vio en el Asia central, caballos muy ágiles cuya dureza del casco no necesitaba de una herradura conservadora.= Poiret refiere, en su viaje a Berbería, que los caballos no gastan herradura, y añade seria un mal el que estuvieran herrados, teniendo que trepar por rocas escarpadas que suben y bajan a veces al galope con una facilidad sorprendente. Los Calmucos, dice Gmelin tienen caballos cuyo casco es pequeño muy duro y que pueden montarse en cualquier tiempo sin herrarse. Los caballos de los cosacos de Zaik, dice el mismo autor, son de hermosa alzada, ninguna raza ecuestre rusa es tan fuerte y ligera, ni aun tan bien conformada, y sin embargo no tienen la costumbre de herrarlos* ¿No hemos visto en nuestros días las mulas cabañales que traían la sal a Madrid venir desherradas, andando continuamente por los caminos reales, siendo sus cascos muy duros y un modelo de perfección? No vemos las muletas y potros en las dehesas, a veces demasiado pedregosas, conservar sus cascos idénticas cualidades admirables? Y no sucede lo propio en muchas con sus mismas madres? No vemos también en algunas poblaciones, sobre todo hacia las sierras, caballos y mulas que jamás las han herrado sus dueños y sin embargo se les monta y hacen jornadas demasiado largas sin resentirse o desgastarse sus cascos?.

En el reino de Nápoles se tiene la costumbre de no poner a los caballos herraduras mas que en los pies; al paso que en otros países y aun en el nuestro, con muchísimas mulas de labor, solo se practica en las manos.

En casi todas las naciones se ve que al buey se le suele herrar solo de la pezuña estrena de los cuatro remos; ya únicamente de los pies en ambas pezuñas, ya de las manos, ya de todas, ya de ninguna, sin que por esto se vean en los últimos más afectadas sus extremidades o alteradas. Es cierto que el herrar los bueyes es mucho mas moderno que el practicarlo en los caballos, y que únicamente ha procedido de la imitación; pero por fortuna está muy distante de generalizarse su uso.

Para comprobar las ideas que ahora nos hemos hecho mas que indicar, es indispensable examinar los efectos que produce en el casco la aplicación de la herradura y entonces es cuando se podrá, con conocimiento de causa, ventilar la cuestión de si acarrea ventajas o inconvenientes, lo cual haremos en uno de los números próximos. N. C.

Enero de 1846, a mí me hizo y me hace reflexionar sobre muchas cosas este boletín, espero que a vosotros también.

Enlace de los boletines oficiales de veterinaria

Gracias por leer. Albert

1 comentario:

  1. Vaya, parece que hace mucho tiempo que se discute el tema...desde 1846 !! y aun seguimos igual. Interesante boletín, gracias.

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